miércoles, mayo 14, 2008

EL GRAN GOLPE DEL IMPERIO

Momentos de máxima tensión se viven a estas horas en Colombia por la extradición a Estados Unidos de 14 importantes líderes paramilitares, entre ellos el peligroso Salvatore Mancurso, ex jefe de las Autodefensas Unidas (ADU). La operación fue una medida inesperada, ya que el Gobierno del Presidente Álvaro Uribe mantenía un proceso de paz con las ADU desde 2006 y en donde se descartaba un posible traslado de los “paras” hacía EEUU.
Todavía no hay un comunicado oficial del Gobierno colombiano donde se explique la medida ni tampoco se han escuchado declaraciones del Presidente Álvaro Uribe, incluso los abogados de algunos de los paramilitares extraditados aseguran que sus clientes desconocían completamente el operativo.
Los paramilitares son conocidos en Colombia como los grupos armados de ultra derecha que operan en clandestinidad. Precisamente las Autodefensas Unidas de Colombia fue una organización que reunía a los diversos grupos paramilitares existentes en el país. Su principal labor era proteger a sus miembros o clientes –donde destacaban narcotraficantes- de los ataques de las FARC y otras guerrillas vinculadas al narcotráfico. Pero en estas operaciones se cometieron diversos abusos a los derechos humanos, generando secuestros, matanzas y grandes masacres, llegando al punto de cometer una masacre cada dos días entre 1999 y 2000. Los paramilitares de las ADU son acusados de haber cometido más de 49 mil asesinatos (o desapariciones) en sus años de operación. Lo que provocó que fueran consideradas como grupos terroristas por los EEUU y una amenaza que debía ser desarticulada.
A mediados de 2003 después de una serie de negociaciones, el Gobierno colombiano -con colaboración de la Organización de Estados Americanos (OEA)- acordó el cese del fuego y el desarme de las ADU, pero diversos grupos subversivos que no aceptaron el tratado siguieron operando y causando estragos, fueron los denominados “Águilas Negras”. Muchas de las operaciones ilegales de las Autodefensas Unidas continuaban funcionando y para peor, su coordinación permanecía intacta.
El mayor escándalo de esta crisis se desató en diciembre del año pasado, cuando se comprobó que algunos líderes paramilitares detenidos en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí seguían coordinando los ilícitos desde el interior del recinto, ya que tenían acceso a teléfonos celulares e Internet, lo que les permitía mantener contacto con las “Águilas Negras”. Además de gozar de la protección del recinto. Algo muy parecido a lo que hizo Pablo Escobar cuando estuvo recluido en la “cárcel” de La Catedral, que él mismo mandó a construir y en donde hasta asistía a los partidos de fútbol de la liga colombiana. Esto provocó fuertes especulaciones acerca de un supuesto vínculo entre el gobierno de Uribe y las ADU, por lo que el Presidente colombiano se apresuró a declarar que esta situación “contrasta con experiencias del país como la cárcel de La Catedral que, más que cárcel, fue un episodio triste de la vida colombiana y muchos de nuestros críticos todavía no le explican al país ese episodio”.
Los paramilitares extraditados son Salvatore Mancuso, Francisco Javier Zuluaga, Diego Fernando Murillo, Rodrigo Tovar, Hernán Giraldo Serna, Nodier Giraldo, Eduardo Enrique Vengoechea, Ramiro Vanoy, Guillermo Pérez Alzate, Martín Peñaranda Osorio, Edwin Mauricio Gómez, Diego Alberto Luis Arroyave y Juan Carlos Sierra, siendo éste último el caso más emblemático ya que era considerado como un narco común que se convirtió en paramilitar e incluso la misma OEA declaró que "el nombre de Sierra no aparece en las bases de datos de los paramilitares desmovilizados". Sierra, más conocido como “El Tuso” fue el encargado de comprar material bélico para las ADU y se sospecha que ingresó una cantidad importante de armas a cambio de drogas durante la década pasada.
Una vez en EEUU, los paramilitares enfrentan cargos por narcotráfico, apoyo a organizaciones terroristas y lavado de dinero en las cortes de Washington, Houston, Miami y Nueva York, donde serán trasladados en las próximas horas por miembros de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA).
De esta forma, Estados Unidos da un fuerte golpe a la guerra contra las drogas en Sudamérica, demostrando que la lucha contra el narcotráfico continúa e incluso con más fuerza que años anteriores.